Ella tenía un sueño...
Era como una musiquilla lejana y pegadiza, esta...cosa, este cosquilleo, le hacía vibrar de arriba abajo, acariciaba cada una de las ideas que bullían en su mente...
Y esto , la convertía cuanto menos, en una niña particular, pues valiente como ella sola, saciaba su sed de inocencia y gozo de un modo atrevido y provocador.
El mundo la miraba de reojo, su familia, sus amigas...y la resignación y condescendencia aparecían ante ella.
Sin embargo, ella no dejaba de escuchar...y escuchar...y escuchar,
y así se tiró los primeros 87 años...
Ella no lo supo hasta más tarde, cuando en el "lecho de muerte", supo, entonces supo, que la muerte no existía, ni la enfermedad, ni el cuerpo ,ni el mundo...Y que esa brisa suave, que desde siempre la empujaba, jamás había dejado de alborotarle alegremente su hermoso pelo cobrizo, que siempre le susurraba palabras al oído, "¡Eh! la fiesta continúa", y que impulsaba sus pies en el baile de la VIDA...Y se acordó de sus novios, de su abuelo, de sus hijos...y supo, entonces supo, que en realidad, nunca jamás había ocurrido nada.
Que el sueño terminó hace mucho, mucho tiempo...
"Este mundo en el que pareces vivir no es tu hogar. Y en algún recodo de tu mente sabes que esto es verdad. El recuerdo de tu hogar sigue rondándote, como si hubiese un lugar que te llamase a regresar, si bien no reconoces la voz,ni lo que ésta te recuerda. No obstante, sigues sintiéndote como un extraño aquí, procedente de algún lugar desconocido."
Un Curso de Milagros. Lección 182-1
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